Miras el rostro indiferente del hombre [amado] que está llegando al orgasmo.
Eyacula dentro de ti. Te mira. Te desconoce.
El reflejo de la pupila destellante de amor, no es el suyo. Se desconoce. Se engaña. Se niega.
Sin erección, sale, dando el ridículo espectáculo propio del sexo y no del amor.
_________________La Nínfula del Arcángel
lunes, 18 de mayo de 2009
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