El sonido de su voz al otro lado de la habitación. La sobra que proyecta en el piso. El aroma en las sabanas. Sus ojos frente a los tuyos. Se boca junto a la tuya. Cierras los ojos y te dejas amar. Sientes sus labios en cada parte de tu cuerpo. Te hace gemir. No soportas tanto placer. Pides más, pides que pare…
La Nínfula del Arcángel
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