Qué más da… olvida el pasado… entrégate al deseo futuro… al placer constante. La voluptuosidad del cuerpo; los senos, las caderas, los muslos…
No mires atrás… Ve el futuro inexistente… goza el presente... No te arrepientas del pasado y del presente, mucho menos de las consecuencias venideras.
Seduce, acaricia, besa, lame, prueba, siente, gime, grita, llora… aunque sea por un instante se feliz… aunque ello te conduzca a la pequeña muerte.
La Nínfula del Arcángel
El sexo por internet no tiene consecuencias. No hay embarazos… pero tampoco contacto. Es más fácil pescar un virus que tener un orgasmo. Es fácil para el hombre, es visual, pero la mujer queda insatisfecha… lo malo es que lo aprendiste a la mala… y ahora, debes mucho dinero…
Pobre y sin placer…
La Nínfula del Arcángel
Entra buscando algo. El ambiente es sombrío. Las luces y el sonido le alteran los sentidos. El humo del tabaco le nubla la vista. Choca contra una mujer de senos fofos y rostro escueto. Camina hacia la mesa principal… lo ataja una morena despampanante; senos firmes, cintura estrecha, largas piernas. La hace a un lado con un movimiento brusco.
Al llegar, mira fijamente a la bailarina que se contorsiona de manera sorprendente. Ha posado su vista en el intruso. Baila para él…
Extrae el miembro erecto. Comienza a agitarlo. La mira. Los intrusos, ajenos a los actos, piden licor y mujeres. Se intercambian miradas lascivas. A menos de un metro de distancia alcanzan el éxtasis…
Él guarda su flácida virilidad y ella continua, enervada, su labor.
El día de hoy no postearé nada… intento autosatisfacerme y ya de paso, refrescar algunas ideas.
Buscar en los recuerdos algo para plasmar.
Fantasear con el futuro.
Imaginar nuevos amantes.
Soñar con nuevos sabores, nuevas pollas erectas y listas para ser amadas.
Mezclar sensaciones.
Gemir nuevos nombres…
La Nínfula del Arcángel
La dependienta pregunta qué deseas llevar. Respondes que un liguero, medias, el corsé más caro que tenga y tacones altos.
Ella los envuelve en vistoso celofán, te cobra y sales orgullosa por tu nueva adquisición.
Te bañas, te perfumas… introduces una pierna en una media… aprietas el corsé. Te recuestas en la cama y esperas su llegada.
Te mira boquiabierto desde la puerta… Tú, sensual, erótica y pervertida, lo miras con satisfacción. No puede creer lo que ve, se pellizca. El dolor no acude a su cuerpo. Sin importarle nada avanza hacia ti, temeroso, ilusionado.
Te besa, te acaricia. Ve como va saliendo el sol. La desesperación por poseerte es cada vez mayor. El tiempo se acaba y él no logrará su misión… la noche termina y todo se despierta.
La Nínfula del Arcángel
Besando la punta de los senos. Tocando con los dedos la punta del pene. Los labios besan cada orificio. Las bocas gimen. Él la penetra a ella. Ella grita de dolor. Él la desgarra. Ella exhala placer. La cama rechina. Él eyacula en ella. Ella le rasga la piel. Ella es feliz… él casi logra hacerla feliz.
La Nínfula del Arcángel
No lo ves? Da lo mismo si es un ano, una vagina o una boca… la cosa es eyacular en algo que no sea tu mano. Desechar el material biológico y de paso, obtener un poco de placer. No sé quién es más patético, tú por hacerlo… o yo por permitirlo.
La Nínfula del Arcñángel
Esperas la llamada… deseas que su respiración esté presente… en tu oído. Escucharlo gemir, que te hable, que te diga cosas que sólo tú podrás escuchar. La penumbra inunda el ambiente, caminas por la habitación, suena el teléfono, caminas lentamente, descuelgas la bocina… todo comenzará.
La Nínfula del Arcángel
