Hoy comienzo con la terapia. El doctor me dijo que mi problema no es tan grave -No pasará a mayores, pero tiene que actuarse lo más pronto posible-.
Han pasado tres horas y estoy bien.
Día dos
Más de veinticuatro horas y he resistido… he resistido.
Recuerdo la primera vez que vi unas pantaletas ... Tendría al rededor de unos ocho años. Una compañera utilizaba el uniforme muy corto. Recuerdo que cuando se sentaba podía verle las bragas de corazoncitos.
Basta, no puedo recordarlo…
Día tres
No pude resistir… es un pecado ver a las niñas jugar? No claro que no. Fui al parque a distraerme un poco; para mi sorpresa (si claro que fue sorpresa), vi a unas niñas de corta edad agacharse y brincar… quién soy yo para decir qué está mal y qué no.
Intenté seguir las instrucciones del doctor: Voltearme, pensar en el trabajo, platicar con alguien, retirarme.
Día ocho
Tuve la necesidad de ir al supermercado. Pasé por el área infantil. Intenté no mirar. Nunca he comprendido por qué las muñecas de hoy en día no posen calzones. No pude evitarlo… me detuve a ver cada muñeca. Es increíble que muchas de ellas muestren sus “vergüenzas” plastificadas.
Día quince
La vecinita cumplirá quince años el mes que entra. Se ha empecinado en usar minifalda.
Día veinte
Hoy tengo cita con el doctor.
Dice que voy bien. Al menos ya no me masturbo viendo, lo que él denominó, porno.
Quizá el doctor no lo entienda. No me gusta ver a las niñas, no, me gustan los calzones… los de encaje son los más bonitos… los “cacheteros” no están tan mal…
Día treinta
Ayer la vecinita vino a pedir un poco de azúcar… se pasó como si estuviera en su casa… se sentó.
Hacía mucho que no me masturbaba… eran rositas con holanes…
Día… ya perdí la cuenta
He dejado el tratamiento. Hace varios días conocí a alguien…
Paseaba por el supermercado cuando me percaté de su presencia… espiaba a las jovencitas que se levantan la falda para mostrarse mutuamente su escaso vello púbico (creo que ellas son las del problema y no uno).
Lo sorprendí y le pregunté qué hacia…
Hoy vendrá a tomar un café… quizá me ponga falda.
La Nínfula del Arcángel
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