El sexo erecto entre las piernas te intimida. El abrazo es cálido y perturbador, enciende las cenizas.
La boca escupe palabras excitantes ajenas a una intención lasciva. La cercanía de los labios hace palpitar tu sexo.
Miras su semblante contemplando lontananza. Te regala su pupila dilatada, estimulada por algo que desconoces.
Te excita su forma de pensar, de hacerte reír, de admirarte. ¿Lo existas? Todo cuerpo ajeno a tu intimidad indica la victoria. Te acercas a su cuello... lo rozas con los labios. Le succionas la vida y el deseo. Eyacula.
La boca escupe palabras excitantes ajenas a una intención lasciva. La cercanía de los labios hace palpitar tu sexo.
Miras su semblante contemplando lontananza. Te regala su pupila dilatada, estimulada por algo que desconoces.
Te excita su forma de pensar, de hacerte reír, de admirarte. ¿Lo existas? Todo cuerpo ajeno a tu intimidad indica la victoria. Te acercas a su cuello... lo rozas con los labios. Le succionas la vida y el deseo. Eyacula.
La Nínfula del Arcángel
1 comentario:
Vuelvo a leerte... mi mail está atascado de textitos tuyos XD ajajajajajajajaja
Está chido el microcuento.
Jaa na !!
Publicar un comentario