viernes, 26 de septiembre de 2008

Manos...

Besar las manos de la amada. Imaginarla desvestida mientras se recorre cada parte. No puedes ver sus tobillos pero los deseas. Te acercas a su oído y le dices que, en la soledad de su aposento, se acaricie. Le explicas que no pecará por semejante acto, te hará feliz.
En la noche se acaricia recordando e imaginando, aquellas cosas que la inocencia priva.
La Nínfula del Arcángel

1 comentario:

Ometopía dijo...

TOBILLOS !!!

Está chido, más largo que lo normal XD

Jaa na !!